viernes, 23 de octubre de 2015

Historia 4: Persecución

Yo, la noche y mi música. El camino a casa es aún largo, pero con mi banda sonora personalizada seguro que se hace mucho más ameno. Un hombre sale despacio de una bocacalle. Me mira fijamente, sonríe y empieza a caminar hacia mí. Decido dar media vuelta. Aligero el paso. Miro a través de un cristal y veo que el hombre aún está detrás de mí. No quiero salir corriendo por el momento, mejor actuar como si no sucediera nada antes que darle pistas de que sé que sigue ahí.

Sigo acelerando el paso sin llegar a correr. Todo está oscuro. No hay nadie en la calle. Los pasos cada vez están más cerca. Casi los siento junto a mí. Es el momento. Salgo corriendo. No importa hacia donde. Tengo que perderle de vista.

El hombre corre también. Parece que se acerca. Intento ser más rápida. Me meto por otra calle. Tiro un cubo de basura para impedirle el paso. El hombre lo salta con una agilidad inesperada. Grito. Sigo corriendo. Me meto en un garaje. ¿Esconderme bajo un coche o despistarle de alguna forma? El camino se me acaba. Tengo que decidirme. ¿Qué hago? Tengo miedo. Me tiro debajo de un coche. Y ruedo para colocarme bajo el vehículo que esté más cercano a la salida del garaje. El hombre me busca por el otro lado, no sabe que me he alejado de aquella zona. Sigo rodando. No le veo. ¿Dónde se ha metido?

¿Se habrá ido? Es el momento de salir y correr de nuevo en busca de ayuda. Antes de poder hacerlo, oigo unos pasos. Algo me coge de las piernas y me arrastra fuera del coche. Me ha cogido. Sujeta un cuchillo y me mira con una risa psicópata. Es el fin. Cierro los ojos. La música sigue sonando en mis oídos. Con la primera puñalada siento la canción más fuerte. La segunda hace que deje de apreciar matices. La tercera, la mortal, acaba con mi vida y justo entonces, la música deja de sonar.

martes, 20 de octubre de 2015

Microcuento 2: Unilateral

La chica corre ansiosa hacia su casa, no puede esperar para verle. Se ha pasado toda la mañana pensando en él. Todas sus libretas tienen escrito su nombre y pasa las horas dibujando su atractivo rostro.

-Ya estoy aquí.
-La verdad es que estoy encantado de estar aquí hoy…
-¡Qué dulce! Por tu culpa hoy he estado más distraída de lo normal en clase.
-Es un gran reconocimiento y no sé si me lo merezco…
-Hoy me he traído la comida aquí para poder comer contigo.
-Es un detalle por parte de…
-¿Te gusta el dibujo nuevo que te he hecho? Lo hice durante la clase de filosofía, no se lo digas a mi madre.
-A veces ni siquiera me reconozco en ese papel…
-He visto las fotos que has subido a Twitter, sales tan...
-No sabía si el estilismo era apropiado para…
-Es tarde. Tengo que acostarme ya. Buenas noches. Te quiero.
-Buenas noches a todos. De nuevo, gracias por este premio soñado por cualquier actor…

 La chica apagó el portátil y se despidió, hasta el día siguiente, de un famoso al que nunca conocerá.

domingo, 18 de octubre de 2015

Tiempo

"No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo"
 Gabriel García Márquez

¿Con quién pasamos nuestro tiempo? ¿Nos deberíamos hacer esa pregunta con más frecuencia? A veces pasamos mucho tiempo con gente que no es demasiado importante en nuestra vida. El trabajo, los estudios o los compromisos nos obligan a pasar mucho tiempo con personas que no dejarán huella porque o bien no nos agradan o no compartimos gustos e ideas en común. Puede que durante ese tiempo tengamos suerte y encontremos a gente que merezca la pena y se conviertan en amigos o personas importantes con las que ese tiempo sea más ameno y divertido. Por ese lado, ese ámbito de la vida lo tenemos justificado, pues si te cae alguien mal en el trabajo no puedes ni dejar el trabajo ni evitar a esa persona. Así que tenemos justificación en esos momentos para pasarlos con gente que no nos cae del todo bien. Pero qué pasa cuando hablamos del ocio. ¿Por qué a veces nos empeñamos en pasar nuestro tiempo libre con gente que no aguantamos o nos hacen sentir incómodos? ¿O invertimos ese tiempo en estar con personas que dentro de unos años ni recordaremos? A veces, gente que pasa sin pena ni gloria por nuestra vida, se lleva más tiempo de nuestro tiempo (valga la redundancia) que las personas que son realmente importantes.

Por eso, hace mucho tiempo me propuse pasar más tiempo con la gente a la que quiero y me demuestra que me quiere, que con personas que apenas me tienen en cuenta o sólo me quieren para cuando les conviene. Básicamente, si no tienes tiempo para mí, yo tampoco lo tendré para ti, porque si apenas te acuerdas de que existo, provocarás en mí esa misma sensación en ti. Quien quiere pasar tiempo contigo o le importas, te lo demuestra. Otra buena frase viene a decir lo mismo "cuando te importa algo, buscas tiempo; cuando no, excusas". Así que si de verdad alguien merece tu tiempo te lo demostrará y si no, no pasa nada. Otra persona más que pasa sin quedarse. Pero desde luego, yo no voy a invertir más tiempo del necesario en gente así, que sólo te busca cuando les haces falta.

Mi pensamiento es el de que no quiero morirme con el arrepentimiento de no haber pasado el suficiente tiempo con alguien. Prefiero demostrar las cosas durante la vida, porque tras la muerte casi nunca se puede demostrar nada. Así que hoy más que una reflexión, es un recordatorio para mí misma de que no dejes de pasar ese tiempo con quienes te demuestran que tienes un hueco en sus vidas. Animales incluidos.

Y tú, ¿con quién pasas tu valioso tiempo?

jueves, 15 de octubre de 2015

Historia 3: puentes extraños

Matt no había podido dormir en toda la noche. Había estudiado mucho para el examen, pero el de hoy era diferente. Era una evaluación oral y le tenía pánico a enfrentarse a las miradas de sus compañeros. No tenía amigos en su clase, sus verdaderos amigos estaban en colegios diferentes y no se llevaba bien con los del suyo. No tenían cosas en común. A sus compañeros les gustaba el fútbol y los juegos de guerra. A él le apasionaba el rock y las maquetas de construcción.

Cuando llegó al colegio estaba temblando, aunque intentaba que no fuera perceptible desde fuera. Le costaba mucho expresar sus sentimientos y jamás permitiría que los demás conociesen uno de sus grandes miedos. Mientras repasaba el temario mentalmente, una de las chicas de clase se le acercó. Cuando la vio junto a él se extrañó, puesto que nunca había intercambiado ni una palabra con ella. A pesar de estar concentrado, no pudo evitar pensar que ese día estaba muy guapa. Lily le preguntó si había estudiado, pero Matt sólo movió levemente la cabeza hacia abajo. Ella se acercó más y le confesó que estaba muerta de miedo. Matt jamás pensó que una chica tan bien vestida y tan extrovertida pudiera tener miedo escénico. Cuando se dispuso a contestarle, la campana sonó. Antes de entrar, Lily le deseó mucha suerte.

Cuarenta minutos después, la profesora llamó a Matt. Se levantó de su mesa y se colocó delante de la pizarra. Estaba aterrorizado. Se fijaba en los ojos de sus compañeros, intentaba adivinar lo que pensaban de él, hasta que llegó a los ojos de Lily. En ellos había algo diferente. Ella le miraba con ternura y le sonreía. Aquella mirada era de complicidad. Matt se había dado cuenta que aunque fueran diferentes, compartían un mismo miedo, y ella quería hacer que ese momento fuera menos duro para él. Matt y Lily aprobaron el examen, pero ese día también comenzaron a ser amigos. Ellos siguen siendo los mismos, pero ahora también comparten sus diferentes gustos. Matt le enseña a Lily la historia del rock y sus grandes grupos, y Lily le asesora en temas de moda masculina. Matt ganó más que un aprobado aquel día. Obtuvo una lección y se dio cuenta de que por muy diferentes que puedan parecer algunas personas, siempre pueden encontrar puentes que las unan.

martes, 13 de octubre de 2015

Abre la puerta

"Si llevas tu infancia contigo, nunca envejecerás"
 Tom Stoppard, dramaturgo británico nacido en República Checa.


El niño interior llama a la puerta. Lleva un tiempo encerrado y quiere salir. Bueno, más que querer, necesita salir y ver la luz. Vuelve a llamar, pero esta vez lo hace con más fuerza y la desesperación se nota en cada golpe que da contra la madera de la entrada. ¿Le has escuchado? El niño interior insiste una y otra vez. Está cansado ya de que no le hagan caso y esta vez pide salir de ahí con un dulce y silencioso "por favor". ¿Le abres la puerta?

Si le has abierto esa pequeña puerta, eres afortunado. O bien le abres con frecuencia  o no has podido resistirte a darle cierta libertad a tu niño interior. Si has optado por dejarlo encerrado, te invito a que le permitas tomar el control durante un rato, aunque sea con la supervisión de tu adulto interior.

Quizás te preguntes a qué viene todo esto, y yo te confieso que creo que hacer tonterías de niños es la mejor medicina para mantener la cordura en este mundo loco que va acabando con la inocencia y la infancia poco a poco. Una muerte lenta pero extremadamente dolorosa. No dejemos que acaben con nuestros pequeños niños interiores, démosles un espacio y saquémosles de vez en cuando a pasear porque si no lo hacemos, la locura nos atrapará y no nos dejará escapar. 

Cada vez más se fomenta que los niños crezcan antes, que adquieran roles que no les corresponden y que reduzcan la infancia a unos escasos años a los que ya no podrán volver jamás. Muchas veces se quiere que los niños actúen como adultos, a veces sin ni siquiera enseñárles o darles ejemplo, e incluso se les otorgan tareas que no son propias de su edad. A una determinada edad, casi está mal visto que sigan pasando el tiempo con sus juguetes y peluches, muchas veces cortando la etapa de la infancia con un corte imperfecto y lleno de trozos que ya no encajan los unos con los otros. Tomando así la infancia como otra etapa más, y yo me atrevo a decir que podríamos estar hablando de la más importante de todas porque es en la que te vas formando como persona.

En consonancia con lo anterior, creo que no debemos acortar esa etapa vital porque estaremos llevando a personas con edades más tempranas a una locura para la que necesitan estar preparados. Es fundamental aprovechar hasta el último momento esos días de juegos, de mancharse jugando, de reír y reír, y también llorar. Es sano acumular momentos de chucherías, días de vacaciones y tardes construyendo grandes castillos en la playa. Es inolvidable mancharse con los helados, jugar al pilla pilla y pasar el día jugando a videojuegos con amigos o hermanos. Y es tan sumamente importante porque eso ya no vuelve, y cuanto más aproveches y hagas tonterías de niños, puede que entres en la locura con una vacuna mucho más duradera. Y no es tan locura lo que digo, porque mucha gente admite con los años que no aprovechó esa etapa porque quiso hacerse mayor antes de la cuenta o que con el paso de los años, uno se va dando cuenta de lo importante que era la infancia llena de inocencia.

Un gran error que cometemos, que nos preocupamos por lo incorrecto. No soportamos envejecer por fuera, pero no nos preocupamos por envejecer por dentro, que al final es mucho más importante. Ya lo dice la frase de Tom Stoppard, que la única forma de no hacerlo es dejando espacio a nuestro niño interior y rejuveneciendo por dentro. La infancia es lo que verdaderamente nos mantiene jóvenes.

De repente, un día te das cuenta que ya no eres un crío y que tienes muchas responsabilidades y deberes que llevar a cabo como persona adulta que eres. Pero a pesar de que no podamos volver atrás, siempre nos queda ese pequeñajo interior. Él jamás nos abandona porque sabe lo necesario que es en nuestra vida. Nosotros mismos, inconscientemente, no lo dejamos escapar porque sabemos que es un recurso muy sano. Y cuando uno ya no puede más, cuando siente que las responsabilidades y las cargas van a trasladarlo a la locura, no hay nada mejor que sacar a ese niño interior y dejarle curarnos para volver a la carga más fuertes. No hace falta decir que tampoco podemos actuar siempre como un niño, esa oportunidad ya la tuvimos y debimos aprovecharla. Por eso me duele que se incite a que los niños crezcan antes, porque esa etapa de "locura sana" no se puede aplicar a la madurez y entonces se convierten en años perdidos. De mayor sólo nos podemos conformar con pequeños momentos infantiles, pero no podemos mantener esa actitud de niño siendo adultos porque podríamos provocar un choque de trenes que nos puede costar muy caro.

Así que niños, disfrutad de ese tiempo maravilloso al que todos querríamos volver. Exprimir cada segundo de la etapa a la que más valoraréis y echaréis de menos. Sacad el jugo a la infancia y pasad todo el tiempo que podáis con la inocencia. Tened amigos imaginarios y no dejéis de reír y de reír. Imaginad, cread y no dejéis de sorprendernos porque enseñáis más de lo que pensáis.

A vosotros, niños interiores, gracias por quedaros y por darnos la oportunidad de desintoxicarnos de este mundo loco. Gracias por recordarnos lo que fuimos y lo que somos. Gracias por hacernos saborear la etapa de la infancia y sacarnos la sonrisa y la ternura que a veces perdemos. Pequeña Laura, me alegra abrirte la puerta todos los días un rato. Eres la mejor medicina porque tu locura infantil me vuelve menos loca en el mundo adulto.

Y a los mayores, sólo os animo a investigar, a descubrir a vuestro niño pequeño porque seguro que está ahí dentro. Jugad con vuestros hijos, hermanos, primos o niños pequeños que conozcáis. No tengáis miedo ni prejuicios en abrirles la puerta. Porque cuanto más miedo tienes a tu niño interior, más lo necesitas en tu vida.


sábado, 10 de octubre de 2015

¿Personas o conceptos?

"No estás enamorada de mí, estás enamorada de la idea de estar enamorada de mí"
 Joaquin Phoenix en Irrational man.


Hoy os presento una frase de una película que lleva muy poco tiempo en el cine. Irrational Man es la nueva creación de Woody Allen, y está protagonizada por Joaquin Phoenix y Emma Stone. Confieso que fui a verla al cine porque soy una apasionada del trabajo de Joaquin Phoenix. Me parece un actor espectacular, y desde que le vi en La cuerda floja, que es una de mis películas favoritas, no me he podido resistir a ver toda su filmografía. Su aire misterioso y la capacidad de interpretar a personajes tan complejos, le convierten, en mi opinión, en uno de los mejores actores de la actualidad. Pero además de volver a quedarme encantada con su interpretación en Irrational Man, el resto de la película no se queda corta, pues plantea numerosos debates muy interesantes que podrían ser geniales para una buena tarde con amigos. Como no quiero spoilear sobre la película y sus giros argumentales, hablaré de una de las frases que más me hicieron reflexionar sobre el tema que más se trata en el tráiler, evitando así destripar la trama.

¿Qué significa estar enamorado? ¿Cómo llega una persona a enamorarse? ¿Qué entendemos por amor? Es muy probable que casi todos tengamos un concepto diferente de lo que significa este sentimiento tan nombrado en películas, series y libros. Algunos creen en el amor a primera vista, otros consideran que uno se va enamorando con los años e incluso hay personas que considerarán que es un invento para gastar dinero el día de San Valentín. Habrá muchas más formas de entender este sentimiento, pero yo me pregunto: ¿Nos enamoramos de la persona o del concepto del amor?

Hay una frase que me gusta particularmente y es la que dice que "estamos enamorados de la idea del amor". Siempre me ha resultado llamativa la idea que se plantea en esa frase porque realmente nos dice que amamos a un concepto, y no a una persona. Y aunque haya gente a la que eso le parezca algo absurdo, a mí no me lo parece tanto. ¿Y por qué no? Porque hay mucha gente que no puede vivir sola y que constantemente busca pareja, y yo la verdad no sabría decir si es tan fácil enamorarse una y otra vez. Luego también hay personas que están con otras por sentirse dentro de lo que es lo normal en la sociedad. Como estar soltero/a a veces parece de bicho raro, algo que me parece una gran estupidez, pues me busco una pareja y así me siento integrado en la sociedad... Y bueno, no hay que olvidar a la gente que directamente se quiere tanto a sí misma que necesitan estar con alguien para sentirse amado/a constantemente. Sí, sé que estoy poniendo casos un tanto feos para todo lo que supone el concepto de estar enamorado, pero qué queréis que os diga, es lo que más veo en la calle últimamente. Y por eso me gusta tanto esa frase, porque creo que dice la más pura verdad, ya que muchas veces no es la persona sino el concepto del amor lo que atrae a muchos.

En la película se plantea esa misma idea pero dándole otro toque, y es que ya no es estar enamorado del concepto del amor, es estar amando a lo que simboliza una persona. Algo que surge normalmente cuando idealizamos a alguien y nos enamoramos de lo que pensamos que es y no de lo que realmente es. Nos enloquecemos con lo que le rodea, con lo que imaginamos que es o incluso por el tipo de trabajo que desempeña. Nos enamoramos de lo que representa. ¿Pero realmente eso es amar a la persona? Sí, todo lo que le rodea forma parte de su ser, pero no es la persona en sí. 

Que me llamen loca, pero yo me planteo una pregunta: ¿Podría ser que haya más personas enamoradas de un concepto o de una idealización que de una persona como tal? Ahí dejo esa cuestión para que ya cada uno haga sus propias conclusiones.

Antes de terminar, y como sé que quizás lo anteriormente expuesto tiene un toque algo amargo, quiero añadir que sí que creo en el amor y en enamorarse de otra persona por cómo es. Hay algunas parejas que de verdad sí sienten eso el uno por el otro, y me atrevo a decir que no son las que más lo demuestran de cara al mundo, sino las que saben que entre ellos hay una conexión especial que no necesitan publicar constantemente. Pero también es cierto que creo que pocas personas disfrutan de esa conexión en la vida. Estamos cada vez más en un mundo en el que la gente es más superficial, materialista y egoísta; y con sentimientos así creo que es muy difícil alcanzar el amor hacia una persona, puesto que se fomenta más el amor a uno mismo que hacia los demás.

Quizás haya mucha gente que no piense como yo, no lo pretendo tampoco puesto que sólo doy mi opinión y obviamente respeto lo que puedan pensar los demás, pero planteo una última pregunta que vale no sólo para una pareja sino también para el resto de personas con las que te rodeas cada día: ¿A quién quieres de verdad?

miércoles, 7 de octubre de 2015

Hipótesis imposible: ¿Qué pasaría si el sol se rompiese?

Hoy os dejo con uno de los ejercicios que realicé en el Curso Escribe una historia.


Adrián odiaba el verano.  A diferencia del resto de los niños, no deseaba con todas sus fuerzas que llegara esa época del año. Él era un buen estudiante, así que no era porque tuviera que estudiar para las recuperaciones. No le tenía miedo a volar, así que tampoco era problema irse de vacaciones a otro país o continente. Lo que Adrián odiaba era ir a la casa de la montaña con su padre todos los veranos. Sus padres estaban divorciados, así que Adrián tenía que pasar dos meses en esa horrible casa. La odiaba porque estaba lejos de sus amigos y de la playa. Tenía una piscina, pero no era lo mismo si se disfrutaba en soledad. Su padre apenas tenía tiempo para jugar con él. Era escritor, y durante los veranos se encerraba a escribir grandes historias, pero nunca tenía tiempo para su pequeño. Pero sin lugar a dudas, lo que más odiaba Adrián era al sol. Tan reluciente y tan caluroso. Ese año, precisamente, resplandecía como nunca lo había hecho. Era más grande que nunca y  desde su casa se veía como una gran bola de fuego que miraba con soberbia a los humanos de abajo. El sol parecía estar muy cerca de la casa de Adrián y éste se asustó. Si no fuera porque no creía en los cuentos, habría pensado que iba a bajar hasta su casa y quemaría todo a su paso.

Una tarde, Adrián discutió con su padre porque quería ir al cine, pero éste le dijo que no era posible porque tenía que continuar con su nueva novela. La editorial estaba impaciente, y su padre no podía perder ni un minuto. Su hijo, enfadado, salió de casa y subió hasta lo más alto de la montaña. Lleno de rabia, descargó toda su ira e impotencia contra el sol. Le lanzó toda clase de insultos que puede aprender un niño a la edad de 13 años. Pero cuando ya no supo decir ninguna palabra más, le tiró la piedra más grande que había en esa zona.

-¡Te odio, sol! Siempre que alcanzas tu máximo esplendor me veo aquí encerrado como si fuera una cárcel. ¡Toma!-  dijo Adrián mientras lanzaba aquella piedra tan afilada.

De repente, un sonido ensordecedor se escuchó. Adrián se dio la vuelta y vio como el sol empezó a romperse y a medida que lo hacía perdía toda su luz. Aquello parecía el mismo apocalipsis. Adrián no creía en el infierno, pero si existiera estaba convencido que era como aquello.

El sol se rompía cada vez más. El cielo iba perdiendo su luz mientras las piezas luminosas se perdían entre los rincones de la ciudad. Una última pieza permaneció en el cielo, dando el mismo brillo que una estrella. Sin embargo, cinco minutos después se desprendió y movida por el viento cayó en los pies de Adrián. Él sabía que todo había sido su culpa, pero jamás pensó que una simple piedra sería capaz de alcanzar y destrozar al gigante sol. No podía creer lo que pasaba y se echó a llorar en la soledad de la montaña.

Sin embargo, notó que algo empezó a brillar en sus pies. Aquella pieza de sol aún conservaba su brillo. Era la luz más bella que jamás había visto. La cogió con cuidado y la soltó rápidamente porque quemaba.

La ciudad estaba totalmente a oscuras, y la gente comenzó a gritar. Adrián se asustó. ¿Y si alguien le había visto? ¿Podrían meterle en la cárcel por matar al sol? ¿Debía huir? ¿Pero a qué lugar iría un niño de 13 años? Sin pensarlo más, cogió su mochila y su patineta y puso rumbo a la ciudad con la mayor rapidez que pudo. No sabía si le habían visto o no, pero supo que la única forma de poder remediar aquella situación era buscando todos los trozos de sol y volver a juntarlos hasta devolverle la vida a aquella bola de fuego que odiaba tanto y que a la que ahora debía ayudar sin dudar.


Adrián emprendería así el viaje más apasionante de su vida. Una aventura que duraría algo más de los dos meses de verano. Una aventura de 30 años que Adrián jamás podría olvidar.


lunes, 5 de octubre de 2015

Vitrina de recuerdos

"Hay cosas que no deberían cambiar, cosas que uno debería poder meter en una vitrina de cristal y dejarlas allí tranquilas"
J. D. Salinger en El guardián entre el centeno


¿Habéis deseado alguna vez repetir un momento una y otra vez? ¿Habéis cruzado los dedos para que una frase no dejara de repetirse? ¿Una lágrima ha recorrido una de vuestras mejillas cuando habéis recordado un determinado punto de vuestra vida? A muchos nos gustaría tener una vitrina gigante donde poder guardar nuestros más bellos momentos para consultarlos y vivirlos tantas veces como queramos. Algo así como el gran panel de los recuerdos que aparecen en la película de Inside Out, y que permiten ser cogidos para verlos y disfrutarlos cada dos por tres. Algo así se me pasa por la cabeza con esta frase que hace poco disfruté en la lectura conjunta de El guardián entre el centeno. Libro que por cierto recomiendo encarecidamente porque es una lectura amena, compleja y sencilla a la vez, y sobre todo, diferente. Llevaba muchos años queriendo leer este clásico, y desde luego ha estado a la altura. Holden Caulfield es un personaje al que dan ganas de leer y releer.

Retomando la reflexión, sería ideal poder conservar nuestros mejores recuerdos en una gran vitrina. Sin duda, la llenaría de tantos y tantos momentos inolvidables. En esa estantería de cristal pondría instantes como cuando de pequeña le daba a mi madre el libro de dibujos para que me preguntara como si fuera un examen. También estaría el primer segundo en el que vi por primera vez a mi prima Xochilt. Jamás sacaría de la vitrina aquellos días en casa de mi abuela en la que mi prima María y yo nos quedamos a dormir. Adoraba prepararle la papilla de cereales cada mañana. En una balda especial irían tanto los besos de mi perro Pipo como las miradas de Loqui, el perro de mi hermano. Las charlas con mi abuela, los grandes libros leídos, las frases célebres que me han marcado, los conciertos con mi madre... Tampoco puedo olvidar aquel fantástico día en el que surgió el concepto de "manita" con mi amiga Ángela o cuando me pongo a filosofear con mi amiga Lidia. Podría estar aquí escribiendo eternamente porque son cientos, miles los recuerdos que me gustaría guardar en esa vitrina para poder vivirlos otra vez. Pero sabéis qué, después de escribir todo esto, creo que al final no es tanto el momento, sino lo que viene después. 

Evidentemente, el momento es fantástico y puede llegar a erizarte la piel de una manera sobrehumana. Sin embargo, hay algo casi más increíble cuando lo recuerdas, porque cuando ha pasado y lo repasas mentalmente empiezas a ampliarlo ya que te vas dando cuenta de detalles que en ese preciso instante no percibiste y vas siendo consciente de lo que ese momento ha supuesto para ti. De esa forma, ese segundo tan preciado se convierte en todo un mundo porque lo llenas con pequeños detalles; sentimientos de alegría, risas y nostalgia; de reflexión y de madurez por todo lo que ha pasado desde entonces. Y al final, el recordarlo se hace más grande que el propio momento, porque muchas veces sólo somos conscientes de la fuerza de lo vivido cuando nos toca procesarlo como un recuerdo.

Así que quizá no nos haga falta esa gran vitrina de cristal desde la cual podemos acceder a momentos puntuales para revivirlos. Para eso tenemos a nuestra herramienta cerebral que nos ayuda a traerlos a nuestra vida presente en forma de recuerdos cuando nos hace falta. Y es que vivirlo es momentáneo, pero recordarlo es algo eterno.

jueves, 1 de octubre de 2015

Microcuento 1: Lectura favorita

Siempre está allí. Todos los días se la puede ver en el autobús. Sentada, de pie, junto a la puerta… Da igual cómo esté, ella siempre lleva un libro. Él la observa desde hace dos meses y ya ha perdido la cuenta de cuántos libros ha leído ella desde entonces.

En el autobús cada persona tiene su entretenimiento: escuchar música, leer periódicos, conversar… Para él, ella es su pasatiempo. Con discreción, la observa. Le encanta contemplar sus gestos cuando lee. Para ella, lo importante allí son sus libros; para él, ella es el libro que más le gusta leer y releer.

Jamás han hablado. A veces siente el impulso de acercarse, pero luego se da cuenta que ella, su lectura favorita, ya es perfecta así. Él sabe que los mejores libros son los que se disfrutan sin cuestionar cada palabra, los que te embarcan en un viaje en el que tú decides el paisaje. Él prefiere seguir disfrutando de esa perfección imaginaria. Así que, mientras pueda, seguirá leyéndola, deleitándose con cada gesto en silencio y deseando que ese viaje no termine jamás.

martes, 29 de septiembre de 2015

Javier Ruescas selecciona mi relato

Hola a todos. ¿Cómo estáis? Espero que muy bien. Hoy no traigo una frase sobre la que reflexionar. La entrada de hoy es más especial, al menos para mí, puesto que me supone una gran satisfacción como amante de las letras. 

En verano, mi amiga Lidia de Mirada de Arcoiris, me propuso que nos apuntáramos al I Curso de escritura de Javier Ruescas, que es un escritor de literatura juvenil española muy conocido. El curso se llama Escribe una historia. Después de mirar mucho el curso y darle muchas vueltas, al final Lidia y yo decidimos ver qué tal estaba, puesto que el temario y el desarrollo del mismo parecían muy interesantes. Ya había hecho algún curso de escritura con anterioridad, pero creo que éste aportaba también cosas nuevas, y sobre todo un foro en el que poder compartir tus ideas, relatos y pensamientos.

Javier Ruescas, además de pasarse por el curso y resolver dudas, propuso que al final le mandáramos, los que quisiéramos, un pequeño relato de no más de 200 palabras. Los diez que más le gustaran los incluiría en su página web, lo que ayudaría a dar a conocer los escritos. 

Yo me decidí a mandar el mío. Al principio no sabía qué escribir porque no se me suelen dar demasiado bien los relatos tan cortos. Me gusta explicar y argumentar todo demasiado y en tan pocas palabras hay que ir muy al grano. Pero una idea se me vino a la cabeza, y ya lo demás fue ir acortando sin dejar que perdiera el sentido que yo quería. Mi intención era hablar de lo que supone para una persona tener cualidades que socialmente se ven como negativas, como son el miedo y la cabezonería. Yo quería plasmar que tener ciertas características o cualidades diferentes (o que no son tan aceptadas), no significa que eso haga que tu vida vaya a peor o mejor, sino que hace que vaya por otro camino. Al final lo titulé Una vida. 

Hace unos pocos días, se supieron los ganadores. Y para mi sorpresa, el mío estaba entre los diez seleccionados. Para mí ha sido una gran satisfacción porque el hecho de que un relato propio le guste a alguien que ya tiene un hueco en la literatura de nuestro país, es importante. Pero sobre todo, lo que más me hace feliz es que mi historia se haya entendido, y que haya logrado emocionar a alguien.Y es que al final lo más importante cuando escribimos es crear conexiones con otros individuos, y que mediante el uso de nuestra lengua, podamos hacerles llegar tantos sentimientos en tan sólo un puñado de letras, en una piscina de letras.

Os dejo el enlace a la página de Javier Ruescas donde se pueden leer los relatos ganadores por si os apetece leer el mío o el del resto de seleccionados, que son todos geniales. Y si se me permite, mi favorito es Sin final feliz de Ana García. Espero que os gusten mucho.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

La calle de la vida

"Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia delante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único"
Agatha Christie, autora británica de novela negra (1890 - 1976).


Hoy os traigo una frase de una de mis autoras favoritas con motivo del 125 aniversario de su nacimiento. Agatha Christie nació un 15 de septiembre de 1890.Quién iba a pensar que ese día se convertiría en una fecha clave, puesto que llegó al mundo la que unos años después demostró ser la reina de la novela negra. A día de hoy, lo sigue siendo y va a ser muy difícil que alguien le quite ese puesto a la autora de fantásticos libros como Diez negritos, una novela que no te dejará indiferente y que te enganchará de principio a fin. Os recomiendo también sus adaptaciones cinematográficas, especialmente la de 1945. Aunque los finales son diferentes al de la novela, merecen mucho la pena.

Agatha Christie además de ser una autora sobresaliente, también tiene frases que merecen ser reflexionadas. Y por supuesto, yo quería darle un hueco en esta humilde piscina de letras a una mujer de bandera, que también tiene anécdotas personales muy en consonancia con sus novelas negras. Una de ellas se muestra en el libro La sangre de los libros de Santiago Posteguillo. No tiene desperdicio.

Vayamos ya a la frase protagonista de esta entrada. Supongo que todos alguna vez hemos deseado tener una máquina del tiempo para poder rehacer acciones del pasado, ya sea porque hemos metido la pata o no nos hemos atrevido a hacer algo. En realidad, hay infinidad de motivos por los que desearíamos rebobinar a un punto concreto de nuestra vida. Y cuanto más mayores nos hacemos, a más momentos querríamos volver. Creo que la madurez nos va ayudando a ver las cosas de las que nos arrepentimos en el pasado y que en muchas ocasiones nos dan hasta vergüenza. Yo, por ejemplo, a veces veo fotos mías antiguas y me da mucha fatiga verme con determinadas ropas. Pero también me río de mi estilismo y me alegro de haberlo cambiado. 

Está claro que esa máquina del tiempo no existe, que no podemos dar marcha atrás y que ya hemos terminado de escribir esos capítulos de nuestra vida. Ya nada se puede hacer para cambiarlos, pero sí nos sirven para escribir los que tenemos por delante. Podemos aprender de ellos y evitar cometer esos actos de nuevo o ser más valientes y demostrar al yo del pasado que hemos cambiado y mejorado. Sea por el motivo que sea, hay que seguir adelante. No hay más remedio, no podemos volver atrás ni quedarnos parados en el presente. Hay que avanzar lento, a un ritmo normal o rápido; cada persona decide su velocidad pero hay que seguir hacia delante. Aprender o no del pasado es lo que define nuestro futuro.

Imaginemos que nuestra vida es como una calle, la cual es de un único sentido como afirma Agatha Christie. Con cada paso que damos, lo que se encuentra atrás se va quedando estático. Cuando avanzamos se va colocando un cristal justo en la pisada anterior, lo que nos impide retroceder, pero sí nos permite ver lo que hemos ido construyendo en nuestra calle. Lo que tenemos delante es el futuro, y según lo que hayamos dejado atrás iremos haciendo de nuestra calle un lugar diferente. 

Pero yo voy más allá y me hago una pregunta. ¿Y qué pasa con las calles/vidas de los demás? ¿Cómo van las calles que compartimos con la gente que está a nuestro alrededor?
Yo creo que cada uno posee su calle propia, y que cuando compartimos momentos con alguien, nuestras calles se unen pero manteniendo la amplitud de ambas, es decir, que en ningún momento se debe pasar a una sola calle en la que haya más de una persona, pues se corre el peligro de que al final se dependa de la otra persona o incluso pierdas tu propia calle. Creo que me estoy pasando con la metáfora, jajaja. Lo que quiero decir es que siempre debemos mantener nuestra independencia estemos con quien estemos. Con nuestra familia, amigos, pareja, compañeros de trabajo, etc. Podemos juntar y ampliar las calles, pero nunca debemos perder el control de la nuestra porque si eso sucede, es probable que también perdamos el rumbo. Y vida sólo hay una. 

Así que, aprende del pasado, sigue hacia adelante e intenta hacer lo mejor que puedas con tu calle; porque cuando pasen los años, se te recordará por tu arquitectura emocional, por tu legado. Y si lo haces bien, es posible que alguien decida construir una bonita escultura tuya en su calle porque fuiste tan importante en su vida, que jamás podrá olvidar tu huella, tu pisada vital.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Historia 1: Bella esmeralda


BELLA ESMERALDA



El domingo es mi día favorito de la semana. Me encanta ir por las mañanas al parque y ver a los niños jugando a la pelota, montando en bicicleta o paseando con sus padres. Echo tanto de menos esa sensación… Ha pasado tanto tiempo desde el día de mi creación que casi ya no recuerdo cómo era sentir piernas y brazos. Casi he olvidado la sensación del aire jugando con mi pelo y de las gafas sobre mis grandes ojos color verde. Antes no tenía mucho éxito entre la gente, pero ahora estoy a un nivel en el que parezco totalmente invisible. Y sólo cuando alguien se percata de mi presencia, intenta acabar con mi simple vida.

Ayer vi al director de mi colegio. Siempre tan serio y tocándose su oronda barriga. Nunca ha sido un apasionado de su oficio, pero la verdad es que se preocupó cuando ya no volví más a clase. Mis compañeros deben de pensar tantas cosas sobre mi desaparición  repentina que seguro que se han imaginado las cosas más horribles. Por un lado, eso me hace sentir especial ya que realmente no me ignoraban tanto como pensaba, pero me hace echar más de menos mi vida anterior.

No tengo ni idea de si mi situación actual tiene alguna solución, pero llevo ya dos meses sin poder dejar de ser lo que soy ahora. Cada hora es como si pasase un día entero y ya no sé qué pensar o hacer. Por una lado, no echo de menos ser humana, pero sí las sensaciones que se sienten. Con mi forma actual carezco de recursos que no apreciaba cuando era una persona de carne y hueso. Soy tan frágil ahora, que una simple racha de viento, puede costarme la vida. Y la verdad, ni siquiera sé cómo he logrado mantenerme viva tanto tiempo. Supongo que al ser el primero y el último de mis principios como este ser, es casi involuntario.

Los días se me hacen eternos, y recorro de cabo a rabo mis lugares favoritos de la ciudad. Paso mis días intentado recordar los buenos momentos vividos, pero al final mi cabeza siempre se traslada al momento de mi transformación. No sé qué brujería, hechizo o maldición me echaron. Lo único que recuerdo es que estaba sentada en un banco mientras leía. De repente aparece una preciosa mariposa de un bello color esmeralda y se posa en mi mano. Le quise ayudar a volver a retomar el vuelo, pero no había forma de que se despegara de mi piel. Entonces, un rayo de luz llega a mí sin poder distinguir su lugar de procedencia. Cegada por la intensidad lumínica, cierro los ojos. Lo último que logro ver es que el rayo de luz se centra en el punto exacto donde está aquella mariposa. A pesar de no ver nada, noto cómo la mano se va quemando por el rayo. Pero cuando intento tapar con la otra mano la trayectoria, siento que no puedo. Mi cuerpo no me responde. Y unos segundos después, todo deja de brillar. Cuando vuelvo a abrir mis ojos, ya no soy humana.

Así es cómo me convertí en mariposa. Ahora no voy al colegio, ni hago deporte. Tampoco puedo hablar con mis padres, ni darle un abrazo a mi gato. Puede que nunca vuelva a ser yo como persona, ni sentir lo que ahora tanto anhelo. Tú que sí puedes, disfruta por mí. Y si alguna vez encuentras una bella mariposa color esmeralda, no intentes apartarla, pues podría ser yo buscando un poco de humanidad.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Clasismo cultural

"El clasismo es esa concepción de la sociedad que agrupa en la estupidez a esos seres humanos que se sienten distintos de todos aquellos que nos sentimos exactamente iguales a los demás".
 Manuel Rafael Martínez López 



Hoy quiero hablaros de lo que yo llamo el clasismo cultural. No sé si es el término más adecuado, pero creo que es el que mejor resume la atmósfera que a veces se vislumbra por internet y que a mí tan poco me gusta. Alguna vez he querido hacer una reflexión escrita sobre ello, pero al final nunca la he plasmado por aquí. Sin embargo, a raíz de una charla familiar y de una polémica surgida hace unos días, he decidido exponer mi opinión más sincera sobre todo este clasismo cultural que tenemos que aguantar día sí y día también.

No sé si a vosotros os pasa o no, pero yo continuamente estoy oyendo o leyendo frases como "ese libro es una porquería, los que lo leen no entienden de literatura"; "si ves ese tipo de películas es que no debes de ser muy inteligente"; "viendo ese tipo de programas demuestras tu cultura"; "la gente que escucha esa música deja mucho que desear" (casi todas estas frases incluirían insultos varios o descalificaciones bastante irrespetuosas, pero no quiero ensuciar mi piscinita de letras con calificativos de ese tipo, así que los he suavizado). Si os suenan este tipo de frases, sabéis de lo que hablo. 

Hay un cierto sector de gente que dedica gran parte de su tiempo a criticar, criticar y criticar lo que hacen los demás. No hablo de la gente que en un determinado momento hace una crítica sobre algo que no le gusta (están además en todo su derecho y todos lo hacemos). Hablo de la gente que sólo se dedica a eso. Twitter creo que es la red social que más refleja a este tipo de personas que consideran que todo lo que a ellos no les gusta o en lo que no están de acuerdo, está mal y no sirve. Y como no les gusta, lo atacan sin piedad.

Muchos, además, utilizan el argumento de que no está a una determinada altura cultural, según sus propios parámetros o lo que escuchan de otros. Opinar podemos hacerlo todos. Yo puedo decir abiertamente que no me gusta una película o un programa de televisión. Si la opinión está argumentada, mejor que mejor. Pero otra cosa es dedicarse a insultar y menospreciar las preferencias de los demás, y mucho menos sentirse superior porque tus gustos, según tú, son mejores que los de los demás. La diferencia se encuentra fundamentalmente en que se entra muchas veces en las faltas de respeto y se quiere imponer una opinión o gusto. Y yo a esa gente le digo que no hay una verdad universal sobre gustos culturales porque absolutamente todo es subjetivo. Lo que a una persona le encanta a otra le produce rechazo. Pero eso no quiere decir que uno tenga más verdad que otro. Hablamos de gustos, hablamos de libertad de elección.

Es positivo que la gente tenga gustos diferentes. Si todos pensásemos igual, no evolucionaríamos nunca. La mezcla es lo que enriquece. Si el mundo entero estableciera lo que es obligatorio culturalmente, creo que dejaríamos en desuso la frase: "libertad de expresión". Por eso, no creo que debamos estar todo el día diciendo a los demás que sus gustos son malos. El tiempo que dedicas en criticar lo pierdes en disfrutar de lo que supuestamente consideras superior. Al final los que se dedican todo el día a menospreciar a los demás, tampoco aprovechan las cosas que gritan como mejores. Si odias más que amas, no creo que te quede mucho tiempo para disfrutar de eso a lo que consideras supremo.

Y bueno, no puede faltar lo típico. Nos quejamos de que la gente no va al cine. Pero cuando va criticamos que se ven películas malas. Nos alarmamos por los niveles bajos de lectura, pero cuando la juventud se pone a leer nos quejamos de los tipos de lectura que consumen. Lo mismo sucede con la música. No podemos criticar constantemente que la gente no consume cultura, si luego atacamos el tipo de cultura que eligen. Por favor, dejemos que cada persona, en su elección individual, escoja el tipo de cultura que le gusta. Que nadie obligue a nadie a consumir algo que no le gusta, que no es de su tipo. Estoy a favor de las recomendaciones, estoy en contra de las obligaciones. 

Al final, para mí el resumen de todo esto es que hay gente inteligente y gente que no lo es. Los inteligentes saben disfrutar de lo que les gusta de verdad, sin dejarse llevar por los demás. Los no inteligentes siguen a los demás, aunque no les guste. Son capaces de leer un libro que aborrecen o ver una película que detestan, únicamente para poder decir que han leído ese gran libro o han visto esa mítica película. El más listo es el que es feliz con lo que consume.

Hay que dejar a los demás decidir qué les gusta. Que experimenten los diferentes tipos de cultura y se adentren en la que más les apasiona. Creo que todos deberíamos seguir a nuestro yo y no a lo que los demás digan. Ésta es mi opinión argumentada y respetuosa, realizada desde mi más humilde opinión. Que los demás sigan criticando sin piedad y continúen perdiendo el tiempo, que yo me voy a disfrutar de mis series, libros, películas y música favoritas. Me voy a seguir siendo yo.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Lectura conjunta - "El Guardián entre el Centeno"

¡Hola! ¿Cómo estáis?

Hoy no traigo una frase para reflexionar, hoy os propongo una lectura conjunta que organizamos Lidia Rosa de Mirada de Arcoiris y yo. Una seguidora de su blog comentó que le apetecía apuntarse a leer El guardián entre el centeno, así que hemos decidido hacerla de manera virtual para que se apunte todo aquel que quiera. 



Lidia es mucho más experta en el mundo blogger que yo, y ella es la que sobre todo ha establecido unos parámetros para la lectura conjunta basándose en una en la que participó anteriormente. Os animo a pasaros por su blog que es una delicia. A continuación os pongo cuáles son las reglas para la participación:

- Libro: El guardián entre el centeno
- Cuándo: de el 21 de septiembre de 2015 hasta el 4 de octubre de 2015
- Cantidad: dos capítulos por día
- ¿Por qué se titula Birthday? Dos semanas consideramos que es tiempo suficiente para leerlo. Además coincide con nuestros cumpleaños: Lidia cumple el 1 de octubre (todo el mundo a felicitar a esta artistaza) y yo cumplo el 27 de septiembre.

Reglas (opcionales):
- Seguirnos a Lidia y a mí en nuestros respectivos blogs
- Seguirnos en Twitter: Lidia/ Laura
- Participar en esta entrada o en la de Mirada de arcoiris poniendo que participáis + Nombre + Link de vuestro blog + Link de vuestro perfil de Twitter. Iremos añadiendo en nuestras entradas las personas que se apuntan.
- Colocar en vuestro blog el banner
-Comentar en Twitter con el hashtag #SemanasCenteno

Participantes:



Cuantos más seamos, más constructivo será. Animaros lectores.

martes, 1 de septiembre de 2015

Inside Out, más que una película.

"Estaría oyendo sus historias todo el día. Yo sólo quería que Riley fuera feliz"
Alegría

"Llévala a la luna por mí"
Bing Bong

"Llorar me ayuda a dejar de obsesionarme con el peso de los problemas"
Tristeza


Inside Out (Del revés en España) se ha convertido ya en una de esas películas de las que todo el mundo habla. Millones de personas ya han disfrutado de la nueva creación de Disney Pixar en las salas de cines de todo el mundo, y la gran mayoría de críticas son muy positivas. Yo me encuentro en el grupo de personas que la consideran una obra de arte. Algunos piensan que ese calificativo es exagerado. Cada uno valora las cosas según sus pilares personales. Hay gustos y vivencias para todo. Según cómo sea tu vida y cómo se vayan creando tus valores, apreciaras unas cosas u otras. En esta entrada voy a explicar por qué para mí Inside Out sí es una obra de arte.

Si aún no has visto la película, no sigas leyendo o hazlo bajo tu responsabilidad. Voy a tratar aspectos fundamentales y no quiero spoilearte. Si te detienes aquí, te invito a leer esta entrada cuando hayas visto Inside Out.

En mi escala de valores, las películas que considero obras de arte son las que más allá de ofrecernos una propuesta visual, nos obsequian con un producto que nos da la posibilidad de hacernos pensar y de darle una vuelta a nuestros puntos de vista. Me gustan las películas que nos ponen en la piel de otros, que nos dan la posibilidad de entender a personas distintas y que nos hacen reflexionar sobre si estamos haciendo las cosas bien o mal. Evidentemente, también hay que saber apreciar otros aspectos como la banda sonora, la ambientación, la fotografía, el talento de los actores... Pero la línea que hay entre una película y una obra de arte, para mi gusto personal, es la capacidad de reflexión y de lectura. Aunque este último punto también es básico ya que no todos sacamos las mismas conclusiones de las cosas. En otra entrada haré una reflexión sobre la capacidad de lectura que tiene cada persona.

Inside Out cruza esa línea. A la vez que disfrutas de su colorido y de su originalidad a la hora de explicar cómo funciona la mente (algo bastante complejo de exponer), también te das una vuelta por los recuerdos de la infancia. Aquellos momentos que te hicieron ser como eres, aquellos aspectos que construyeron tus principios y que finalmente conformaron tu personalidad.

Uno de los aspectos que más valor le dan a la película es cuando vemos caer una a una las islas de personalidad de Riley. Todos, en algún momento de nuestra vida, creo que hemos sentido esa sensación. Todos hemos vivido alguna situación crucial que ha provocado que algo que creíamos o sentíamos se ha venido completamente abajo. Sobre todo en la infancia, cuando vemos que no todo es tan maravilloso como nos parece. Cuando crecemos somos más conscientes de la realidad y vivimos en nuestra piel sensaciones como la frustración, la decepción y el sentirse perdido. Pero la caída de esas islas también nos ayudan a crecer, a ser más complejos y a convertirnos en personas con más matices y menos simples. Por lo que también aprendemos a ser menos egoístas, a sentir más empatía y a saber apreciar los buenos momentos. Aunque algunas personas tardan más que otras en darse cuenta.

El valor de crecer y hacerse mayor, de comenzar a enfrentarse a más retos de la vida me parece que está magnificamente expresado en la película. Yo al menos sentía una punzada en el corazón con la destrucción de cada isla.

Otro apartado de la película que me encantó fue el de la inclusión de Bing Bong, el amigo imaginario de Riley. Es cierto que no hay demasiados niños que tengan amigos imaginarios en la actualidad, pero me gustó que se les diera representación en la película porque esos niños también necesitan sentirse identificados en ese aspecto. Bing Bong es la clara representación de la infancia más dulce de Riley, además de también cumplir la función de lo que dejamos atrás. En la frase que he seleccionado de él, no puede caber más ternura y dolor a la vez. Cuando nos hacemos mayores, muchas veces nos olvidamos de las cosas que nos hicieron felices de niños. Olvidamos la mayor parte de las cosas que más nos gustaban cuando tan solo contábamos con cuatro o cinco años. Y cuando somos mayores no prestamos atención a personas que son importantes en nuestra vida, y nos enfocamos en otras que no lo deberían ser tanto. 

Jamás debemos perder ese espíritu infantil. No hay que dejar ir del todo a nuestro yo más pequeño. De vez en cuando también hay que hacerle salir porque creo que darle un poco de libertad es de las cosas más sanas que existen. A mí, por ejemplo, me gusta preguntar cómo era yo de pequeña y ver cómo he cambiado. Eso también me ayuda a darme cuenta de cuánto queda de esa niña pequeña en mí y qué cosas hicieron que hoy sea como soy. Tenemos que cuidar más a nuestro pequeño yo, y en otros casos, tampoco olvidarnos de ese amigo imaginario que era insustituible.

El final de Inside Out también tiene un mensaje muy importante: la tristeza va de la mano de la alegría. Si siempre fuesemos felices sería difícil apreciar cuáles son los verdaderos momentos de felicidad. La tristeza es necesaria porque nos permite desahogarnos, nos ayuda a saber ver qué es lo que nos hace felices y a valorar más a la gente. Pero sobre todo, nos ayuda a empatizar con personas que sufren lo mismo o que piensan igual. La alegría es fundamental, pero no sería tan fuerte sin la tristeza puesto que con ella también disfrutamos de la melancolía, que es un sentimiento con una fuerza infinita. Me encanta la escena en la que Riley está llorando y gracias a eso, todos intentan animarla hasta hacer que ese momento sea feliz. Alegría y tristeza van siempre de la mano, formando ese tándem que nos convierte en puramente seres humanos.

Por último, quiero dedicar mis últimas palabras de esta entrada a mi personaje favorito sin ninguna duda. Yo me enamoré de Alegría en el preciso instante en el que la vi en la película. Es un personaje tierno, divertido, simpático, loco, se preocupa mucho por Riley y la quiere más que a nadie.La frase que he seleccionado de Alegría es la que me hizo romper a llorar. Sí, lo reconozco, lloré. Nunca suelo hacerlo pero ese personaje amarillo con su lindo pelo azul hizo romper algo en mí. He leído en internet calificativos hacia Alegría como insoportable, inaguantable, demasiado feliz (¿ahora eso es malo?), excesivamente entusiasta... Respeto a todo aquel que piensa eso, pero yo la sigo adorando más. Y cuanto más la critican, más me gusta. ¿Y sabéis por qué me gusta tantísimo Alegría? Porque creo que todos, incluso las peores personas, deberían tener a una pequeña Alegría en su vida que hiciera todo lo posible porque fueran felices y recuperen a ese niño divertido e inocente. Todo el mundo merece alguien que le haga feliz.



domingo, 30 de agosto de 2015

¡Estoy de vuelta!


¡Hola a todos!

Después de mucho tiempo me animo a volver. Hace ya demasiado que no aparezco por aquí, lo sé, espero quedarme por aquí más tiempo y de forma más continua. Con  motivo de mi vuelta, le he dado un nuevo diseño al blog, más elegante y profesional. Y ya estoy pensando en añadir un par de secciones totalmente nuevas que espero que me sigan ayudando a reflexionar y pensar sobre todo lo que me rodea.

Además, no hay mejor forma de volver que cuando te han nominado a un premio Blogger. El primero de este humilde blog. Gracias a Lidia, del blog Mirada de Arcoiris, por tener este detalle conmigo. Os recomiendo su blog porque además de estar lleno de literatura también se recomiendan todo tipo de actividades culturales como películas, música y artistas. 

Como soy bastante nueva en esto de los premios, indico aquí cuáles son las normas que hay que seguir: 

1. Hacer una entrada dando las gracias al blog que te nominó
2. Contar cinco cosas sobre ti o tu blog
3. Responder las preguntas que te han hecho
4. Nominar a otros blogs que te gustan


Cinco cosas sobre mí

Bueno, es hora de que os cuente un poquito sobre mí. Pero sólo un poquito, que me gusta mantener el misterio.

- Lo que más me gusta del mundo, sin lugar a dudas, es la música. Creo que me sería muy difícil vivir sin ella. Evidentemente se puede vivir sin música, pero para mí sería una vida muy triste. Yo no puedo estar sin escuchar ni una canción ni un solo día. La música es el café de mi alma.

- Respecto a lo anterior, tengo únicamente un tatuaje y es una clave de sol. Durante muchos años quise hacérmelo, y hace un par de años tuve la oportunidad. Cada tatuaje creo que tiene un motivo, algo por lo que quisiste plasmar un diseño en tu piel durante el resto de tu vida. ¿Mi motivo? Bueno, es más o menos lo que os he explicado anteriormente. La música siempre ha sido muy importante en mi vida, y aunque sin tatuaje también lo sería, ver cada día mi clave de sol me recuerda que en cualquier momento de mi vida tengo la música para alegrarme o consolarme. Nunca me abandona.

- Me gusta mucho leer. Mis géneros favoritos son las novelas negras, los thrillers y las novelas de espías. Si las historias de espionaje son reales, mejor.

- Me encanta tener las cosas bajo control. Soy muy ordenada, me gusta hacer calendarios y listas con las cosas que tengo que hacer y no puedo dejar algo sin terminar. La satisfacción que da hacer listas con cosas que hacer e ir tachándolas es impagable. 

- Por último, me encantan los tigres. Es más, los adoro. Me parece que es el animal más bello de la naturaleza y podría pasarme horas sólo viendo fotos de este ser tan excepcional. Tengo una carpeta con muchas fotos de ellos y en un futuro, cuando pueda hacerlo económicamente, me gustaría colaborar con asociaciones como la WWF para ayudar en la conservación del tigre, que está en peligro de extinción.


Preguntas

1.¿Qué libro estás leyendo ahora?
Ahora mismo estoy leyendo Dexter de Jeff Lindsay. La serie de Showtime es una de mis favoritas, y tenía mucha curiosidad por ver cómo se contaba la historia en los libros, cuyoa primera novela es en la que se basa la primera temporada de la serie. 

2. Libro que no leería ni aunque me pagasen.
Supongo que Cincuenta sombras de Grey. Respeto a todo el mundo al que le gusta este libro, pero no es el tipo de lectura que me gusta. Se sale radicalmente de mis géneros favoritos. Pero tampoco digo nunca.

3. Película favorita y actor favorito.
Bueno, para mi esta pregunta me plantea un problema. Soy incapaz de elegir una película favorita. Me gustan muchísimas. Así que me salto esta pregunta, pero prometo hacer un día una lista de todas esas películas que me fascinan.
Mi actor favorito sí lo tengo claro: Leonardo Dicaprio. 

4. Amor platónico (libros, series, películas).
La verdad es que el que era mi amor platónico por excelencia no está en ninguna de esas tres categorías. Pero si tengo que elegir a alguien de esas categorías, admito que le tengo mucho cariño a Ted Mosby, el protagonista de la serie Cómo conocí a vuestra madre. De hecho, le dediqué una entrada especial.

5. Si te dieran dinero, qué cinco libros te comprarías
Creo que elegir sólo cinco es muy difícil, pero me decanto por algunos que aún no tengo y estoy deseando tener:
- El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde,  pero la versión en inglés
- Los juegos del hambre de Suzanne Collins
- El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
- La lista de Frederick Forsyth
- La ladrona de libros de Markus Zusak

Por ahora no voy a nominar a otros blogs porque acabo de volver y todavía tengo que adentrarme más profundamente en este mundo. Pero buscaré blogs interesantes a los que poder nominar.

Un saludo a todos.